-->

lunes, 28 de junio de 2021

FIFTH A FURY - CAPÍTULO 20




Eleanor.

Ese era su nombre.

Había explotado en la oscuridad. Una palabra de neón llena de narrativa de nuestro comienzo olvidado... y nuestro final desconocido. Un destello de unión y la innegable aceptación de que la amaba más que a nada.

Busqué el suave resplandor de la cuerda al que me había acostumbrado, la única luz en mi oscuridad.

Estaba allí, palpitando con un brillo dorado, cálido y reconfortante cuando extendí la mano para agarrarlo. Me estremecí cuando un familiar chisporroteo de electricidad me infectó los dedos.

Esto no era solo una cuerda.

Era un amarre.

Un amarre hecho de afecto, uno a la que ambos nos aferramos y, con suerte, un camino de regreso a ella si podía averiguar cómo diablos despertarme.

Eleanor.

Jinx.

La había llamado Jinx.

Y por primera vez desde que nos habíamos conocido, ya no era una maldición.

Ella era mi salvadora.


*****


La ingravidez incluso podría alterar a alguien en lo más profundo de su mente.

Un vaivén de vuelo antinatural.

Un chillido que sonaba mecánico.

Mi mente reconocía ciertas cosas, pero no podía darme imágenes de lo que eran.

Era frustrante. Preocupante. Agravando mi creciente fuerza y alimentándome con ansiedad tóxica por ser libre.

No sabía cómo escapar de esta prisión.

No había cerraduras ni puertas ni llaves.

Estaba solo con solo una cuerda como compañía.

Terminó la ingravidez.

El chillido se cortó.

Un tipo diferente de movimiento que manipulaba un cuerpo que no podía ver ni operar.

Las sensaciones externas se hicieron más fuertes.

El viaje lleno de obstáculos de lo que fuera sobre lo que estaba acostado.

El susurro del calor sobre mi piel.

El alivio llenándome.

No sabía cómo ni por qué, pero la oscuridad dejó de ser mi enemiga y se detuvo.

Floté en la nada, tratando de averiguar qué había cambiado.

Y algo fue puesto en mi mano.

Lo sentía.

El calor ambiental. El derrame de suavidad. El estrés de saber lo que era todavía incapaz de nombrar.

Y luego la sensación se fue.

Entré en pánico.

La oscuridad dibujó filas y se cerró con gruesas cortinas.

Pero la cuerda brillante entre Eleanor y yo se iluminó, y por segunda vez, sentí un toque y sabía dónde se originaba.

Mi mejilla.

Labios en mi mejilla y respiración junto a mi oído.

Podía sentir mi cuerpo, recuperando sistemáticamente la propiedad... incluso si mi mente todavía estaba lejos.

Y mis oídos me obedecieron, aceptando su voz y descifrando las palabras que no había sido capaz de entender mientras yo había sido una mota.

Pero ahora era más que una mota.

Yo era mas fuerte

Estoy consciente.

Soy suyo.

— Estás en casa, Sully. Sigue luchando y despierta porque estás en casa. —


***


Siguiente Capítulo --->


No hay comentarios:

Publicar un comentario