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lunes, 26 de septiembre de 2022

JINX'S FANATASY - CAPITULO 5

 


Sostuve el volante de Singa Laut, lista para zarpar desde Calypso y regresar a mi isla. Cal y Jess ya estaban sentados en la parte de atrás, hablando entre ellos, Radcliffe y Rory estaban a ambos lados del casco, listos para la guerra incluso en el paraíso, y mi deliciosa esposa estaba a mi lado, sonriendo cuando dos destellos esmeralda aparecieron justo antes de Pika y Skittles revolotearan desde el cielo y descendieran sobre nosotros.

Pika en mi cabeza. Skittles en el hombro de Eleanor.

— Decidieron que nos extrañaban, ¿eh? — Negué con la cabeza, haciendo chillar a Pika. Tasmin contuvo el aliento desde donde estaba junto a la barandilla. — ¿Son domesticados o los pájaros salvajes tienen la costumbre de posarse sobre ustedes aquí? —

Me reí. — Son mansos. Parte de nuestra familia, en verdad. —

— Skittles me adoptó, — dijo Jinx, protegiendo su mirada del sol mientras ella miraba a Tasmin. — Sin embargo, miles de pájaros viven en Goddess Isles. Algunos nativos, algunos importados de nuestros esfuerzos de rescate. Todos hermosos y únicos a su manera. — Dándome una mirada rápida, Eleanor caminó descalza hasta el costado de la lancha rápida y saltó de regreso a la plataforma acuática de Calypso. Moviéndose hacia Tasmin, animó a Skittles a saltar a su dedo antes de presentársela a la chica de cabello castaño al lado de Prest.

— Ten. Ella no muerde. —

Hace unos años, no hubiera estado de acuerdo con ella.

Los problemas de confianza de Skittles habían sido numerosos, y si se sentía acorralada, mordía bruscamente. Pero desde que apareció Eleanor, Skittles había sido una compañera cariñosa y adorable que ya no desaparecía en la jungla durante meses sino que dormía todas las noches en la almohada de Eleanor mientras Pika dormía en la mía.

— Ella es hermosa, — murmuró Tasmin, estirando la mano para acariciar las alas verdes brillantes de Skittles. Skittles se hinchó en señal de advertencia, pero luego alisó las plumas cuando Eleanor la arrulló.

Estaría celoso de la relación entre esa cacatúa y mi mujer si no las quisiera a los dos.

Pika, alguien que no tolera ser ignorado, salió disparado de mi cabello y aleteó alrededor de la cabeza de Prest, chillando y graznando, haciendo un jodido espectáculo de sí mismo.

Suspiré. — No le hagan caso. Solo esta ladrando. —

Prest se agachó cuando Pika se zambulló y agarró un mechón de su cabello negro azulado. — Un cabrón luchador, ¿no es así? —

— Luchador. Dogmático. Estúpido. — Me encogí de hombros. — Él posee todos los nombres de ‘molestia’ que existen en un diccionario. —

Prest me dio una sonrisa tensa.

Pika decidió investigar el yate, se metió en el salón y nos dejó los oídos zumbando por sus graznidos.

Una vez más, escudriñé el horizonte, esperando ver el yate personal de Prest, el Phantom. Habían pasado algunas horas desde que habíamos comenzado el recorrido y todavía no había llegado ningún otro barco.

Por ahora, Prest y Tasmin estaban atrapados aquí. En mi barco recién comprado. Varados en mis mares sin forma de salir.

Probablemente debería ser cortés e invitarlos a mis costas.

No.

Me había hartado de socializar, pero parecía que Eleanor y yo siempre estábamos vinculados, para bien o para mal, y ella tomó mi idea de su situación quedando “varados” y ofreció una invitación que había contemplado y rechazado porque era egoísta y quería a mi esposa solo para mí.

— Vengan. — Le sonrió a Tasmin mientras continuaba acariciando a Skittles, luego miró a Prest, quien se alzaba sobre ellos. — Tu transporte aún no ha llegado. Permítenos devolver la hospitalidad y ofrecerles un cóctel mientras se pone el sol. Las puestas de sol aquí son realmente espectaculares. —

— Eso no será necesario, — dijo Prest.

Había conocido a muchos hombres en mi tiempo. Había usado mi habilidad para saber quién era alguien debajo de sus mentiras y engaños. Había tratado con bastardos y multimillonarios, y tenía un medidor de mierda bastante bueno, pero no podía obtener una lectura clara de Prest.

Se mantenía tenso y equilibrado como si hubiera tenido entrenamiento en artes marciales. Se movía como un arma letal, pero sus manos se movían con elegancia, casi como si hubiera sido un músico en una vida pasada. Y cuando miró a Tasmin, su rostro se contradijo. Medio furioso como si estuviera enojado con el mundo y medio enamorado como si él adorara el suelo que ella pisaba.

— Sería un placer tenerlos en tierra un rato, — ofreció Eleanor de nuevo. — ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se pararon en algo que no se mueva bajo sus pies? —

Tasmin dejó caer su mano de las plumas de Skittles con una risa rápida. — Llevamos tanto tiempo en el mar que todo se mueve bajo mis pies. Mi cuerpo cree que todo es agua y me balanceo independientemente de la estabilidad. —

— En ese caso, tienen que unirse a nosotros. Solo para recordarle a tu cerebro que la arena es, de hecho, estable. — Eleonor sonrió.

Lancé una mirada por encima del hombro a Cal, quien puso los ojos en blanco. Él tampoco quería invitados, pero el decoro y las sutilezas me hicieron resoplar y ser cortés. — Mi esposa tiene razón, Prest. Sería un placer compartir una copa. Vengan. Los llevaremos de vuelta a tu yate en el momento en que aparezca. —

Tasmin sonrió mientras Skittles cantaba. El entusiasmo de la chica brilló en sus ojos verdes, con ganas de explorar una isla tropical.

No es que pudiera culparla.

Desde aquí, Batari resplandecía con flores como joyas, un bosque brillante y la playa más blanca y deslumbrante del mundo. Si no fuera mía, estaría jodidamente celoso del bastardo que fuera propietario.

Lo suficientemente celoso como para organizar un golpe y robarla, que es precisamente lo que mi hermano, Drake, había tratado de hacer y fracasado.

— ¿Estarás bien? — Prest preguntó a Tasmin en voz baja. —Podemos esperar aquí al Phantom. —

Tasmin lanzó una mirada a Eleanor y Skittles y luego a Pika cuando terminó de aterrorizar al personal del yate y volvió a sentarse con aire de suficiencia en mi hombro. — Sí. Será divertido. Un trago y luego nos vamos. —

— De acuerdo. — Prest sonrió. — Cualquier cosa que tu quieras. —

Tasmin se puso de puntillas y le besó la mejilla. — Sin embargo, no puedo garantizar que no nos iremos sin un loro o dos. —

Me mordí la lengua porque ninguna de mis criaturas iría a ninguna parte, pero Prest se me adelantó.

— Tienes a Spot. — Él sonrió. — Ese maldito perro se ha apoderado del Phantom y de nuestra cama. —

— No puedes engañarme, El. — Tasmin se acercó a mi lancha rápida. — Amas a ese perro, igual que a mí. —

Prest gruñó algo.

Después de encender el motor, esperé hasta que Eleanor regresó a mi lado y me preparé para llevar a los invitados y a mi familia de regreso a nuestra playa.


***

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