Él murió.
Murió mientras yo golpeaba su corazón y rogaba en sus oídos.
Murió mientras su pulso ardía más allá de lo sobreviviente.
Murió cuando el monitor pasó de chirridos caóticos a gritos de línea plana.
Y perdí una parte de mí.
Murió para lastimarme, para fastidiarme.
Murió por mi culpa.
Y perdí otra pieza.
Murió porque había venido a por mí.
Porque me había salvado.
Porque me amaba.
Y perdí otra pieza.
Sus islas no fueron suficientes para traerlo de regreso.
Pika no fue suficiente.
Skittles no fue suficientes.
Yo no fui suficiente.
Y perdí otra pieza.
El dolor llegó rápido.
Las lágrimas eran pesadas.
El terror era absoluto.
Y perdí otra pieza.
El chillido de línea plana de su corazón muerto me rompió.
Los labios flojos y los ojos cerrados me rompieron.
La pérdida de posibilidades tan perfectas me rompió.
Y perdí una pieza final.
Caí en espiral.
Sollocé.
Mi dolor pasó de patético a furioso.
La violencia cruel sangraba más allá de mis lágrimas.
Me arrastré encima de él y golpeé su hermoso rostro.
Golpeé de nuevo.
¿Me dejó?
¿Me abandonó?
Bueno, llegaría a su juicio con mis cicatrices infligidas por el dolor.
Mis sollozos se desbordaron.
Perdí todas mis piezas.
Y colapse.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario