-->

miércoles, 11 de agosto de 2021

FIFTH A FURY - CAPÍTULO 39




Pasó una semana.

Una semana de rehabilitación tortuosa y médicos mandones que me impidieron levantarme de la cama a pesar de que Cal me había traído un ATV en perfecto estado que pudieran ser mis piernas.

Eleanor había argumentado en mi nombre, diciendo que un viaje por mi isla sería beneficioso, sin embargo, Louise había sido insistente.

Ella se había aliado con Campbell cuando vino a ver cómo estaba. Me advirtieron que me atarían por mi beneficio propio si insistía en ser un idiota. Que mi sistema aún no estaba listo. Que tenía que aceptar que mis playas y océanos estarían allí dentro de una semana más o menos, cuando mis signos vitales estuvieran más estables y el frustrante hábito de quedarme dormido al azar hubiera cesado.

No me había gustado, pero no podía negar el mareo en mi cabeza o el latido de mis piernas. Si estar en cama por otra semana me curaba más rápido, entonces bien.

Podría ser jodidamente paciente.

A pesar de su estoico apoyo a Louise, Campbell se había mostrado cauteloso conmigo. Había mantenido la distancia y no mantuvo el contacto visual por mucho tiempo.

Yo había sido una piedra con él. Mi voz seca y fría.

Nuestro encuentro había sido incómodo con demasiadas cosas sin decir.

Sabía que le debía una disculpa después de mi mal genio cuando le pedí una segunda dosis de Tritec. Que lo más probable es que le debiera múltiples disculpas después de que arriesgó su vida para curarme, administró una droga que me mató y trabajó día y noche para mantener viva a Jess.

Pero... él me había traicionado. Nuestro pasado estaba plagado de duplicidad, y algo así no podía simplemente borrarse. ¿O sí? La idea de bajar la guardia para agradecer sinceramente me llevaría mucho más tiempo para perdonar y lograrlo.

Esa primera semana, junto con una fisioterapia rigurosa para mover mis brazos, operar mis piernas y aliviar los nudos estancados en mis músculos por apretarse en mi coma, Eleanor y yo entretuvimos a dos invitados.

Cal pasaba el rato durante las horas que Jess dormía, y usaba el vehículo todo terreno para transportarla a mi villa cuando ella estaba dispuesta a tener compañía. Esa tarde, Louise me permitió dejar mi horrible cama, y Joe y Arbi me cargaron como un maldito inválido para sentarme en una tumbona con vistas a la constante sinfonía en cascada de Nirvana.

Los cuatro habíamos compartido el almuerzo. Eleanor y Jess habían charlado mientras Cal y yo nos poníamos al día con las cosas que me había perdido en Sinclair y Sinclair Group.

Jess se durmió primero, sus ojos se cerraron repentinamente a mitad del postre y mi resistencia se rompió poco después. Me aferré a la lucidez el tiempo suficiente para despedirme de Cal cuando él metió a Jess en el vehículo todo terreno para llevarla de regreso a su villa, y logré besar a Eleanor antes de que me pusieran boca arriba en mi cama maldita.

Mientras me dormía, hice la promesa de que en el momento en que volviera a mi capacidad completa, dormiría en un lugar diferente cada noche. Construiría una puta casa en el árbol si eso significara que nunca tenía que pasar un momento más en una cama que se había convertido en un grillete.

A pesar de mi frustración por la lenta recuperación de mi cuerpo, cada día trajo logros. Lo que significaba que cada día Eleanor me debía uno o dos favores sexuales.

Eleanor se entretenía en la cocina, preparándonos un jugo de lichi con mucho hielo picado. Había caído el anochecer y los árboles estaban llenos de pájaros posados, todos cantando y peleando por las mejores ramas. Nirvana brilló cuando el cielo prendió fuego a la luz del día y se convirtió en el crepúsculo, dejando vetas de amatista que se tornaron negras.

La humedad y el calor de la isla habían sido más empalagosos hoy, y estaba desesperado por nadar. No es que pudiera pedir eso, ya que Eleanor había despedido a los médicos por el día y éramos solo nosotros. De ninguna manera la pondría en la posición de ayudarme si me quedaba dormido mientras nadaba y trataba de ahogarme.

Trayendo las bebidas, se agachó debajo del mosquitero y saltó sobre el colchón antes de caer en una pose de loto a mi lado. — Ten. —

— Gracias. — Tomé el vaso y sorbí el azúcar fragante, disfrutando de la deliciosa textura del hielo golpeando mi lengua. Tomando algunos fragmentos en mi boca, los aplasté antes de colocar el vaso en la mesa auxiliar y trepando por las almohadas.

Mis piernas se abrieron un poco, obedeciendo mi orden de moverme.

Al menos recuperaba mis facultades. Podría mover cada extremidad, incluso si no tenía la energía para estar de pie todavía.

— Sabes... logré dos cosas hoy que son dignas de favores sexuales. —

Sus ojos se posaron en los míos, sus pestañas enmarcando profundidades grises y ahumadas, sus labios rosados por el frío de su bebida. — ¿Ah, en serio? — Sus mejillas se sonrojaron cuando envolvió sus dedos alrededor de su vaso que goteaba rocío. — ¿Qué talentos recuperaste? —

Rasqué mi barba, captando las acrobacias aéreas de Pika mientras él y Skittles entraban como flechas desde el exterior, listos para encontrar su propio lugar para pasar la noche después de deambular por la isla todo el día. — ¿Que me darás? —

Ella sonrió. — Depende de lo impresionantes que sean los logros. —

— Doblé ambas piernas y puedo tocarme los dedos de los pies.—

Ella tomó un sorbo de su bebida. — Mira tu. — Su mirada brillaba con sarcasmo.

Gruñí en voz baja, — Te hago saber que eso requirió esfuerzo.—

— No tengo ninguna duda de que lo hizo. — Ella rio suavemente.

— No creo que te estés tomando mis éxitos lo suficientemente en serio. — Intente tomar su pecho, solo rozando el delicioso peso antes de que se moviera fuera de mi alcance, su vestido amarillo escondía su impresionante figura. — Ven aquí y déjame celebrar. —

— No sé si eso cuenta. — Dejó su bebida en la mesa del lado opuesto antes de acercarse de nuevo y arrodillarse a mi lado. — Pensé que habías dicho que estarías dentro de mí en una semana. —

 —Ven aquí y felizmente te complaceré. —

— Haz algo que valga la pena y podría considerarlo. — Pasó el dedo por el escote de su vestido, sumergiéndolo en su escote mojado por la humedad. — Estoy muriendo una muerte muy lenta sin poder tocarte. —

La lujuria pasó de ser contenible a enloquecedora. — Se te permite tocarme. Donde malditamente quieras. —

— No puedo. —

— Tu puedes. Tu tienes todo el poder aquí. — Me incliné hacia adelante, tratando de agarrarla. — Ven aquí y podemos curarnos juntos. —

Se pasó la yema del dedo por el pezón, haciendo que se tensara debajo del vestido. — No puedo porque me hice una promesa a mi misma. —

— ¿Que promesa? — Me puse dolorosamente duro. Demasiado duro. No había tenido una liberación desde Ginebra y vivir con Eleanor era un tormento diario. No podía apartar los ojos de su mano o evitar que mis dedos se envolvieran alrededor de mi dolorida polla.

— La próxima vez que durmamos juntos... será en nuestra noche de bodas. —

— ¿Qué? — Me reí con dureza, pero salió más como un gruñido. — Ese es el mismo día que podré caminar sin ayuda.—

— Exactamente. El mayor logro equivale a la mayor recompensa. — Ella dejó caer su mano, poniéndose seria, cambiando el tono sediento de hormigueo entre nosotros. —Siendo totalmente honesta, tengo miedo de dormir contigo. —

Me quedé helado. Mi mano se apartó y nuestros ojos se encontraron. — ¿Por qué tendrías- — me interrumpí, entendiendo su punto de vista. — La última vez que follamos, sufrí un paro cardíaco. —

Se mordió el labio y asintió una vez. — Sé la probabilidad de que eso suceda, ahora que estás sanando y estás saludable, es delgada, pero... — Sus ojos se oscurecieron con dudas. — Te amo demasiado como para arriesgarme a perderte. Si eso significa unas pocas semanas de celibato doloroso, entonces...—

— Vale la pena por toda una vida de felicidad. —

— Exactamente. — Se acercó, presionándose contra mí y ahuecando mis mejillas con ambas manos. — No te voy a decir adiós de nuevo... no puedo. —

Nuestra piel se encendió. Mi polla amenazaba con correrse sin ninguna otra estimulación. La electricidad nos infectaba a los dos, haciéndola estremecerse y estremecerme a mí. Partes de mí que siempre habían tomado lo que quería, independientemente de las consecuencias, casi ganaron. Mis manos temblaron para agarrarla y tomarla de todos modos. Mi deseo era una cosa peligrosa y demente.

Pero cuando se inclinó hacia adelante y su boca se encontró con la mía, cedí el control.

Gemí cuando su delicada lengua lamió mis labios, luego busqué la mía.

La encontré con un gusto sensual, cerré los ojos y me concentré por completo en dónde nos uníamos.

Este beso fue dulce y suave, pero me paralizó de una manera que ningún otro beso lo había hecho antes.

Esta era ella, mi perfecta Jinx que rompía maldiciones, dejándome entrar en las partes más profundas de su corazón.

No se trataba de deseo o gratificación corporal, sino del comienzo de nuestro para siempre.

Fue el mejor beso de mi vida.


*****


Trece días desde que me había despertado y cada día era más fuerte.

Ya no me desmayaba en momentos inoportunos. Mi cuerpo estaba nuevamente bajo control, y cada sesión de fisioterapia significaba que mis músculos se reconstruían y recuperaban la fuerza.

Después de una sesión agotadora de estar de pie y soportar peso en las piernas que habían tenido su parte justa de palizas, estaba sentado en un escritorio temporal junto a la terraza con vista a Nirvana. Eleanor había ido a visitar a Jess y se había llevado a los dos loros con ella, mis médicos disfrutaban de la tarde libre y planeaban su regreso a Ginebra, Cal estaba ocupado supervisando los sensores defectuosos y las trampas que sonaban en mis costas, y yo estaba solo para regresar a mi rol como director ejecutivo de Sinclair and Sinclair Group.

Mi tiempo ya no estaba dividido entre empresas legales e ilegales. No tenía correos electrónicos solicitando estadías de una semana o detalles en profundidad de fantasías depravadas para codificar. No había nuevas diosas que pedir ni órdenes diarias de sus deseos y necesidades que completar. Se sentía extraño no hacer malabares con dos empresas muy diferentes. Ya no ver el sitio en la dark web donde mi isla prometía entregar deseos desviados.

Cal había eliminado los detalles de mis islas, y Eleanor se había ocupado de los requisitos de alimentación y de las llegadas de veterinarios para los rescates que todavía no había tenido la tolerancia de visitar.

Todo lo que tenía eran correos electrónicos con mucha jerga, archivos PDF del tamaño de una enciclopedia y reuniones informativas periódicas con Peter Beck.

Cuando se puso el sol en el decimotercer día desde que había reencarnado de un proxeneta desalmado en un hombre que luchaba por ser el mejor esposo que podía ser, llegó un correo electrónico de una dirección encriptada.

Al principio, pensé que podría ser de los traficantes que habían rechazado mi última solicitud y luego desaparecieron. Sin embargo, la dirección era incorrecta.

¿Y el contenido? Bueno, era una amenaza, pura y jodidamente simple.


Para: S.Sinclair@goddessisles.com

De: Sparrow@292840.com

Asunto: Bonjour

Al Sr. Sullivan Sinclair,

Recientemente usted ha llamado mi atención.

Seré franco para que no se confunda con lo siguiente.

Debido a sus tratos con cierto grupo de tráfico humano, ahora es el siguiente en mi lista. Esa empresa ha cerrado recientemente, y su personal está disfrutando de una jubilación sin fin, si entiende lo que quiero decir.

Si no lo hace, permítame explicárselo.

Están muertos.

Los hombres que solía usar para obtener, seleccionar y enviar mujeres a sus islas ahora están hechos pedazos. Desafortunadamente para usted y sus otros clientes, mantuvieron registros completos sobre las chicas adquiridas, el dinero recibido y las ubicaciones a las que fueron enviadas.

Usted, Sr. Sinclair, es uno de los peores.

Ha comprado trece mujeres por un valor de más de cuatro millones de dólares.

¿Es eso lo que vale una vida para usted? Si es así, debe permitirme la decencia de enseñarle que hay cuatro millones de formas en que un hombre puede morir.

Usted va a morir.

Tengo las coordenadas de sus islas.

Estoy en camino.

Cordialement,

Q


Q?

¿Quién diablos era Q?

¿Qué clase de capullo enviaba correos electrónicos con esas tonterías tan altas y poderosas?

Maldito bastardo.

Lo mataría.

La adrenalina inundó mis venas mientras agarraba mi teléfono para llamar a Cal y hacer que mirara el horizonte buscando más barcos trayendo guerras. Mi mandíbula se apretó mientras deslizaba el dispositivo, mi mente se aceleró con los refuerzos de batalla y otra pelea que no tenía energía para soportar.

Maldita sea, acabábamos de terminar una pesadilla. ¿La idea de vivir otra? ¿De perder a Eleanor por otro imbécil que pensaba que podía tomar lo que no era suyo?

No.

Joder, no.

Quienquiera que fuera este chupapollas, no interrumpiría mi felicidad. No le permitiría arruinar todo lo que nunca pensé que merecería.

El hombre al que quería matar estaba muerto.

Estaba hablando de un fantasma, y del hombre que era ahora... malditamente me negaba a morir (de nuevo) cuando estaba así, tan cerca de ser feliz.

Había madurado desde entonces y podía manejar esto sin derramar sangre.

 Eso creo.

Con mano firme, coloqué mi teléfono celular en el escritorio e hice clic en responder.


Para: Sparrow@292840.com

De S.Sinclair@goddessisles.com

Asunto: Re: Bonjour


Golpeé con mis dedos contra las teclas, formándose excusas, mis reglas en blanco y negro de humanos versus animales, comida contra almas y la vieja mierda de los humanos pensando que eran especiales sobre todas las demás especies vivientes de nuestro planeta.

Quería clavar mi puño en su mandíbula y exigirle que reconociera que no eran solo las personas las que sentían amor, pérdida y dolor. Las vacas lo hacían. Las ovejas lo hacían. Un pollo no era solo una cena, sino una criatura que tenía su propio idioma, jerarquía y vida útil.

El impulso de golpear a este hijo de puta que se atrevía a amenazarme por correo electrónico y hablar como si fuera un liberador de mujeres me hizo querer preguntarle si comía carne y empujar la hipocresía por su maldita garganta.

Pero...

Él estaba en lo correcto.

Comprar a otros para mi propio beneficio estaba mal.

Lo sabía.

Había detenido eso.

Había aprendido la lección y ahora todo lo que quería era paz. Mantener a Eleanor a salvo. Vivir nuestras vidas solos y juntos, lejos de las jurisdicciones y creencias inhumanas de un mundo contaminado.

Nadie, especialmente este bastardo de Q, me quitaría eso.


Para Q,

Tengo mucho que decir, así que seré breve.

No confío en el cifrado y normalmente escribo en código, pero para esto, escribiré descaradamente para que reciba el mensaje alto y claro.

Tiene razón en que compré a esas mujeres.

Tiene razón en que estuvo mal hacerlo.

Y tiene razón en que debería pagar.

Desafortunadamente, es demasiado tarde.

La última chica que compré acabó con mi tiranía.

Ella me despertó y me rompió a partes iguales.

Me enamoré y todo se vino abajo.

Gracias a ella, voluntariamente morí. No hipotética ni románticamente. Literalmente morí.

Pero ella me amaba lo suficiente como para traerme de regreso.

Y el hombre que soy ahora no es el hombre que compró a esas mujeres.

Han sido liberadas. Hasta la última de ellas. Liberadas y compensadas. Puedo proporcionar evidencia de su seguridad si eso lo apacigua.

Normalmente, tomaría su amenaza y tomaría represalias con la mía. No soy un hombre que permite tales cosas queden impunes. Sin embargo, en este caso, entiendo de dónde viene y estoy de su lado.

Tiene mi palabra de que estoy reformado. Que ninguna otra vida será arrebatada por mi. Todo lo que le pido es que acepte mis garantías y cancele su persecución.

He pagado mi deuda.

Solo soy un hombre que hace todo lo posible por ser digno de una mujer que lo salvó.

Trece chicas fueron compradas, once fueron liberadas y una decidió quedarse. La última chica, la soy reteniendo, pero solo porque ella me ha retenido a mi. Ella será mi esposa y daré mi vida cuatro millones de veces para protegerla.

Entonces, a la luz de eso, permítame una pequeña amenaza propia.

Venga a mis costas y no sobrevivirá.

Amenáceme de nuevo, y lo localizaré y me aseguraré de que no pueda herir a mi esposa ni a mis seres queridos.

¿Estamos claros?

No tiene ninguna razón para cazarme.

Y no tengo ningún deseo de hacerle daño.

Deje que esto termine antes de que comience.

Atentamente,

Sinclair.


Pika se abalanzó hacia la villa cuando presioné enviar, su pequeño graznido fue un precursor antes de que se me lanzara como una bomba en picado hacía mi computadora portátil y atacara la letra S. Su diminuto pico logró engancharse debajo del plástico, casi arrancándolo antes de que pudiera detenerlo.

— Oi. Déjalo. —

Simplemente gorjeó y marchó hacia otra letra del alfabeto. Casi como si conociera al bastardo al que le había estado escribiendo, miró la letra Q y la arrancó del teclado.

— ¡Oye! —

Traté de agarrarlo mientras la arrojaba al suelo, luego se abalanzó sobre mi cabello y colgó por mi frente, sus ojos negros frente a los míos.

— Eres un idiota. —

Me mordió la nariz.

— Puedes ayudarme a matar a ese idiota si se atreve a venir aquí. —

— Matar. — Él graznó.

— Huh, nueva palabra. — Lo arranqué de mis mechones y lo dejé caer sobre el escritorio. Si el estaba aquí, eso significaba que Skittles y Eleanor no estaban lejos. Él tenía la costumbre de volar siempre adelante, dándome advertencias, haciendo que mi corazón brillara al verla de nuevo y generando impaciencia por volver a estar en su compañía.

A diferencia de las otras veces en las que esperaba que Eleanor regresara a mí, esta vez quería que se mantuviera alejada un poco más. La adrenalina aún fluía brutal y con ampollas por mis venas. Me sentí violento y vicioso, y no quería que se preocupara porque dudaba que pudiera ocultar la reacción que había causado este bastardo de Q.

Pasando las manos por mi cabello, abrí un nuevo correo electrónico, haciendo todo lo posible por cambiar mis pensamientos a temas más felices. Llamé a una dirección a la que no había tenido motivos para enviar un mensaje en un tiempo. Sus diamantes venían en envíos regulares, ordenados por mi personal al suyo. Había pasado mucho tiempo desde que había pedido drogas para detener su condición o el correo electrónico único de su padre ordenando algo que convertiría a su hijo empático en un monstruo apático.


Para: J.H@HawksridgeHall.com

De S.Sinclair@goddessisles.com 

Asunto: Un favor

Jethro,

Ha pasado un tiempo.

Supongo que una vida libre de drogas te está tratando bien. ¿Cómo está tu adorable Nila? Creo que debemos ponernos al día.

Por mucho que se trate de un correo electrónico social, también tengo un favor que pedir.

Parece que he caído en la misma aflicción que tú y tengo la eterna necesidad de casarme. Sin embargo, me falta el vinculo requerido.


Pika revoloteó hasta mis nudillos, balanceándose en el dorso de mi mano con sus pequeñas garras mientras seguía escribiendo.

Por vinculo, obviamente me refiero a un anillo.

Debido a un desafortunado incidente, tuve que usar tus diamantes que estaban almacenados aquí para otros fines.


— Como soborno para evitar que los mercenarios se follaran a mi diosa drogada con elixir. —

Pika asintió con la cabeza como si entendiera completamente y pudiera leer cada palabra escrita en la pantalla. Sonreí y continué, agradecido de que mi estrés por Q se estaba desvaneciendo.


¿Pueden tus joyeros crear un anillo de compromiso y una alianza de boda? El costo, por supuesto, no es un problema, y creo que una piedra impecable de doce quilates será suficiente con varios diamantes incrustados en la banda. La única solicitud que tengo es que se incorpore una pluma dentro del diseño.


— No puedo dejarlos a ti y a Skittles fuera del matrimonio, ¿verdad? — Levanté mi mano y besé a Pika en la parte de atrás de su cabeza. — Obtienes una mención de honor en los anillos.—

Chilló y su cabeza golpeó mi barbilla, levantando sus garras y mordisqueando mis labios. — Sí, de nada. —

Dejando caer mi mano sobre el teclado de nuevo, terminé,


¿Son suficientes tres semanas?

Pido disculpas por la prisa, pero parece que este anhelo de hacerla mía no se desvanecerá. Sin embargo, eres un hombre casado, así que estoy seguro de que lo entiendes.

Mantente en contacto, viejo amigo.

Cuídate.

Sullivan.


Presioné enviar justo cuando apareció un correo electrónico en mi cuenta.

Él.

Con los dientes apretados y el odio corriendo en olas calientes a través de mi pecho, abrí la respuesta de Q.



Para: S.Sinclair@goddessisles.com 

De: Sparrow@292840.com 

Asunto: Re: Re: Bonjour

Sr. Sinclair,

Me he tomado la libertad de buscar a las chicas cuyos nombres están registrados.

Parece que está diciendo la verdad.

Eleanor Grace parece haberlo hechizado tanto a usted como al hombre que la secuestró. El mismo hombre cuyo corazón arranqué de su pecho, mientras aún respiraba, debo añadir.

Él lastimo lo que es mío y eso nunca será tolerado. Y parece que estaba esperando el momento oportuno para herir lo que es suyo. Estaba intrigado por ella, así que... de nada.

Entienda, no solo tomaré su palabra por su afecto mutuo. Requeriré evidencia de que ella esta tan enamorada de usted como dice estarlo de ella. Sin embargo, los detalles que ya ha compartido han sido verificados.

Por lo tanto, simplemente lo observaré en lugar de extender una visita.

Si es quien dices ser, no es mi enemigo.

Pero si miente, nos encontraremos y morirá, y la chica que dice amar será libre.

Manténgase en contacto con las pruebas lo antes posible.

Merci,

Q


Que se jodan él y su arrogancia francesa.

La necesidad de buscarlo me hizo abrir una página de búsqueda en la dark web y escribir Q, France, justiciero.

— ¿Sully? ¿Todavía estas trabajando? —

Me retorcí en la silla, más rígida de lo habitual y de repente sentí la fatiga de sentarme en una silla y escribir cuando mi cuerpo todavía estaba perdiendo los efectos de seis semanas de sueño ininterrumpido.

Necesitaría que Arbi y Joe me llevaran de regreso a la cama pronto, ya que todavía no podía caminar.

Cerré la tapa de mi computadora portátil y le tendí la mano a Eleanor.

Skittles revoloteaba a su alrededor, volando para atacar a Pika cuando lo reconoció en el cielo. Eleanor puso los ojos en blanco mientras las dos cacatúas se peleaban como niños. Su cabello estaba suelto y bañado por el sol. Bronce intercalado con chocolate rico, y suaves ondas del calor de la isla que me desesperaban por apretar los mechones y hundirme dentro de ella.

— Te extrañé, — murmuré, tirando de ella hacia abajo para un beso.

Ella se inclinó y presionó sus labios contra los míos.

A diferencia de nuestro dulce beso del otro día, conduje este directamente al pecado. Me abrí de par en par, pinché sus labios, la besé mientras sobrevivía a la necesidad de mantenerla alejada de un maldito francés amenazador que se atrevía a preocuparse por su seguridad.

Su seguridad era mi trabajo.

Si alguien más intentaba hacerle daño, sería comida de tiburón y luego cagaría en el fondo del océano, de mi mano, de nadie más. Su protección no era su deber ni su honor. Es mío.

Mordí su labio inferior, haciéndola jadear y doblarse más profundamente sobre mí.

Me puse duro, como siempre, y el obstáculo insoportable que había puesto entre nosotros me hizo alejarme antes de treparme con las piernas débiles y tratar de follarla contra la pared.

Respirando con dificultad, tropezó un poco cuando la dejé ir.

Sonreí. — ¿Todavía crees que puedes aguantar hasta nuestra noche de bodas? —

— ¿Sinceramente? — Se sopló el cabello de los ojos. — No tengo ninguna posibilidad, no si tu beso casi puede casi hacerme correr. —

Arrastré mis ojos sobre su cuerpo, bebiendo en su forma, la piel dorada debajo del kimono crema y el contraste de color de su bikini turquesa. Estaba celoso y excitado. — ¿Has estado nadando sin mí? —

— No. — Recogió su cabello, asegurándolo en una cola de caballo desordenada. — Hace tanto calor hoy, estuve tentada y fui preparada, pero... al igual que estoy esperando para dormir contigo, estoy esperando para nadar hasta que puedas unirte a mí. —

— Muy considerada. —

Ella sonrió. — Mi objetivo es complacer. — Retrocediendo hacia el baño, prometió, — Solo me ducharé y luego nos prepararé una comida sencilla. Jess dice hola, por cierto. ¿Pizzas de hojaldre de verduras suenan bien? —

— Más que bien. —

— Estupendo. — Lanzándome un beso, corrió al baño. Esperé hasta que el sonido de la ducha salpicando eclipsó el rugido constante de Nirvana antes de abrir mi computadora portátil nuevamente.

Jethro había respondido, pero primero hice clic en el correo electrónico de Q y me preparé para responder.


Para: Sparrow@292840.com

De S.Sinclair@goddessisles.com

Asunto: Re: Re: Re: Bonjour


Nos casaremos en unas semanas.

Le enviaré las pruebas que necesite.

Hasta entonces, manténgase alejado de mí y de mis islas.

Sinclair.


Rompiendo mi cuello y haciendo todo lo posible para erradicar la tensión de tratar con un aspirante a héroe, abrí el correo electrónico de Jethro.


Para: S.Sinclair@goddessisles.com

De J.H@HawksridgeHall.com

Asunto: Re: Un favor

Hola viejo amigo.

Considera el anillo hecho.

Yo personalmente supervisaré la creación y la enviaré por correo prioritario tan pronto como esté terminada.

En respuesta a tu pregunta, sí, mi amada esposa está bien. Si pudieras embotellar lo que ella me da, Sullivan, tendrías otra cura innovadora en tus manos.

Nunca me había sentido tan satisfecho o tan... tranquilo por dentro.

En cuanto a tu propia aflicción, bienvenido al club. El club donde pensabas que eras todopoderoso, muy importante y totalmente invencible y descubres que no eres ninguna de esas cosas.

Ella lo es.

No eres nada sin ella y pasarás el resto de tu vida aceptando felizmente lo de segunda clase que eres en comparación con su perfección.

Pero no te preocupes... es natural sentirse como un bastardo que no la merece. Puede que nunca dejes de sentirte así, pero si ella te ama, entonces hiciste algo bien.

Y sí, definitivamente es necesario ponernos al día.

Jet.


La ducha se apagó.

Eleanor apareció desnuda y goteando, envolviendo una toalla alrededor de su hermosa figura.

Cerrando la computadora portátil, la seguí con mis ojos mientras me daba una sonrisa sexy y desaparecía en mi vestidor.

Nuestro vestidor.

Nuestras vidas habían comenzado a mezclarse.

Su ropa colgando con la mía.

Su cepillo de dientes junto al mío.

Su lado de la cama reservado solo para ella.

Nos estábamos entrelazando, forjando la domesticación y la unión. Ella y yo contra el mundo.

Ningún justiciero francés podría detener eso.

Ningún hermano demente podría lastimarnos.

Y quién sabe, tal vez, cuando pudiera caminar de nuevo y ella usara mi anillo, la llevaría a Inglaterra para conocer a un amigo mío. Con orgullo la presentaría a mi vida de soltero y nos volvería a presentar como pareja.

Porque una cosa era segura, ahora no había yo sin ella.

No viajaría a ningún lugar sin ella.

Ninguna cama en la que dormiría sin ella a mi lado.

Nos unimos... para siempre.


***

Siguiente Capítulo. --->


No hay comentarios:

Publicar un comentario