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martes, 13 de agosto de 2019

DOLLARS - CAPITULO 3


"Señor, la chica esta despierta." 

Mi cabeza se levanto y deje de mirar la pantalla del ordenador.

Selix estaba parado sobre el umbral de la puerta con un traje nuevo, con el pelo largo y bien atado. Ya sea que fuera un día informal en el mar haciendo trabajos de oficina o recorriendo la ciudad con una niña moribunda en el asiento trasero, su aspecto no cambiaba. Nunca lo había hecho, incluso en nuestros días en las calles había sido igual. Quizás, no con traje, sino idéntico en cálculo de inteligencia y de cabello sin cortar.

Lo respetaba por eso.

Yo solo deseaba que yo pudiera emanar la misma calma que él. Mi interior era un desastre enredado. Mi temperamento duro con la paralizante necesidad de destrozar a esos animales una y otra vez, luego, obligar a Pim a hablar conmigo como pago.

Me lo he ganado, maldita sea.

El tratamiento silencioso no funcionaría ahora que ella estaba en mi dominio. No podía. La reclamé. Mis requisitos solo se harían más fuertes y más difíciles de ignorar, solo su voz ofrecería un alivio temporal.

Reclinando mi silla, le di mi total atención a Selix. Desde que dejamos el puerto, he utilizado internet satelital para verificar los escáneres  policiales y la red de crímenes por cualquier indicio del baño de sangre en la casa de Alrik.

Me molestaba que nada hubiera sido reportado, incluso seis horas depures del incidente, y me enojaba demasiado que el tercer amigo, quien había estado en la cena esa primera noche no había sido asesinado también.

Él estaba todavía en algún lugar

Violando y lastimando-contaminando, el mundo con su deshonra.

Lo rastreare eventualmente y lo terminare con su miseria, pero por ahora, cosas mas importantes necesitaban mi atención.

"¿Pudo Michaels salvar su lengua?" mi voz sonaba áspera. No había hablado en horas, y los efectos de no dormir hacia mi voz áspera.

"Creo que el quiere darte el reporte personalmente." Selix se hizo a un lado, dando la bienvenida al doctor a bordo a mi oficina. En el momento que Michaels apareció, Selix asintió con la cabeza y desapareció a través de la puerta, cerrándola en silencio.

"Confío que estas más relajado ahora que estas de vuelta en casa" Michels dio un paso al frente

"Es preferible a la miseria en tierra." Salté al verdadero motivo de su visita; No tenia tiempo para charlar. "¿Así que? Dime el estado de la chica." Cerré la computadora portátil, ocultando el software que usé para hackear algunas respuestas ilegales. Confiaba en mi personal, pero no necesitaban saber nada más sobre mí mas que pagaba sus salarios y esperaba un servicio ejemplar a cambio.

Michaels cruzó las manos sobre su camisa y frescos pantalones negros. Debió haberse cambiado después de tratar a Pimlico. "Está despierta y lúcida. Obviamente no puede hablar, pero le di una libreta y un bolígrafo para que se comunique si lo desea."

"¿Y lo hace?"

"¿Hacer qué?"

¿Qué pensaba él? ¿Volar? "¿Comunicarse?"

Él se frotó la nuca. "Ah, no. No como tal. Ella aceptó el papel pero todavía no ha escrito nada". Él tosió. "No sé dónde la encontraste, pero el abuso que ha sufrido su cuerpo la ha envejecido considerablemente. Su columna vertebral es la de una persona de cuarenta años, no una niña de veintitantos años. Sus dientes necesitan cuidados, y algunos de los moretones han causado daño interno, no solo decoloración de la superficie."

"¿Sobrevivirá?"

"Es difícil saberlo. Ella ha sobrevivo todo este tiempo. Ella necesitara ayuda y alimentos nutritivos y medicinas, pero nunca será capaz de realizar deportes rigurosos o ejercicios extenuantes sin sentir incomodidad. Probablemente sufrirá de un inicio temprano de artritis debido a sus lesiones. Tiene que ser monitoreada por cualquier signo de rigidez y calor óseo."

Joder

No solo había pasado años donde su libertad y felicidad hacia sido robada, sino que ahora ella sufriría daños a largo plazo. ¿No había pagado lo suficiente?

Mierda, la vida no es justa.

"Y eso no es lo peor." Michaels añadió

Me congele "¿Que quieres decir?"

"Quiero decir... ¿que edad tenia cuando fue tomada en cautiverio?" él levando una mano en señal de que no había terminado de hablar "Y no necesitas confirmar o negar que estoy en lo correcto. He visto suficientes casos como este para saber que ella ha sido una esclava."

Mi respiración se tuvo un poco. Había contratado a Michaels porque él era el mejor. Pero ser el mejor significaba que era inteligente. Y él era demasiado inteligente para su propio bien. 

"No es de tu incumbencia," cruce mis brazos "Déjalo ser."

"Se que no es de mi incumbencia, pero pero estoy consciente que es de la tuya. Seria conveniente conocer su historia familiar, demonios, lo mejor sería dejarla en  la estación de policía mas cercana."

Ni siquiera Selix se había atrevido a ser tan presumido con este tipo de sugerencia.

Mis manos se volvieron puños. "Como acabo de mencionar, Déjalo ser. Ella no es tu preocupación."

"Te equivocas. Ella es mi preocupación. Su salud, al menos." Su cara se oscureció con curiosidad. "¿Sabes algo sobre ella? La manera en la que miro la libreta me hace pensar que no puede leer y escribir.  Es una persona hambrienta y rota que no tiene herramientas para vivir y mucho menos para un futuro."

Mi visión se nublo con cólera. "Ella no esta rota."

"Bueno, siento diferir, pero tiene unos cuentos huesos-"

"Los huesos no la hacen estar rota."

"Si, pero..."

"Y ella no es analfabeta"

Michaels hizo una pausa. "¿Como lo sabes?"

Porque he leído sus cartas -  he ojeado sus secretos.

"De nuevo, viendo que me haces repetirlo, no es tu maldito asunto."

Mi temperamento no lo asustaba. Había trabajado para mi durante años y sabia muy bien hasta donde llevarme. Maldito bastardo.

Él continuo. "Okey, entonces, al menos sabemos que ella puede hablar, o al  menos escribir, cuando este lista. Sin embargo, pienso que lo mejor seria si-"

Me trague un gruñido. "¿Si que?"

Suspiró, encogiéndose un poco cuando mi ira se espesó. "Si la dejamos en el próximo puerto y terminamos con ella, como dije, déjala en una estación de policías. Su cuerpo puede sanar, claro. Haré todo lo que esté a mi alcance para asegurarme de que esté lo más saludable posible, pero incluso curada, todavía esta el tema de su mente."

Mis manos se convirtieron en puños. Mi paciencia se desvaneció. Tenía demasiada mierda con la cual lidiar antes de pedir visitar a mi nueva huésped en el Phantom, y Michaels me estaba sacando de quicio asumiendo cosas sobre Pim, sobre las que no tiene conocimiento. 

Tu no la conoces tampoco.

Si, pero al menos yo planeo hacerlo. Se lo debía por razones que aun no podía descifrar. No tenia intencionalidades de tirarla por la borda simplemente porque ella podía estar mentalmente inestable.

Joder, todos nosotros estábamos mentalmente inestables hasta un punto. No podía ser un hipócrita y negarlo. 

Ella era una de las mujeres más fuertes con las que alguna vez me había cruzado y ella no decía una palabra. Ese tipo de fortaleza... hacia que hombres como yo reaccionaran. Me hizo querer romperla y protegerla en igual medida. Me envío a una guerra en movimiento entre el diablo y el ángel en mis hombros, y solo el tiempo diría cual parte ganaría.

Mi mirada se entrecerró. "No hay nada que discutir sobre su mente."

"Pero ella necesita hablar con -"

"Si ella habla alguna vez."

Michaels se enderezo, como si hubiera ofendido su experticia medica.  "La cosí de nuevo. Ella será capaz de hablar. Es una cuestión de si su mente es capaz de hablar, no su cuerpo."

Arrastrando una mano por mi rostro , sonreí estrechamente. "Y por eso, esto agradecido. Gracias por tu dedicado cuidado. Sin embargo, no necesitas preocuparte por su curación mental."

"¿Piensas hacerlo tu?" Él cruzo sus brazos.

Su audacia hizo hervir mi sangre. "¿y que si digo si?"

"Diría que te estas poniendo a ti y a ella en el camino del fracaso." Su cabeza se inclino. "Sin ofender, claro esta."

Fruncí el ceño ante su postura de disculpa. "Alguna ofensa, pro no suficiente como para despedirte."

Compartimos una sonrisa.

La tensión desapareció.

Él dijo, "No te dire como hacerte cargo de ella. No es de mi incumbencia - como te gusta repetirme -  pero te conozco. Se con lo que luchas, y se que hacer en orden para manejarlo. Esta chica..."  hizo una pausa, antes de forzarse a si mismo a hablar honestamente incluso si yo no quisiera escuchar. "Esta chica esta dañada. Y con razón. Cualquier truco que pienses que puedes usar para arreglar una vida de abusos?. Bueno, solo te estoy advirtiendo... no será fácil. Puede que no funcione. Y tienes que estar preparado para deshacerte de ella si su vulnerabilidad hace que tengas una recaída."

Me puse de pie.

Esta reunión se había terminado.

Michaels no se acercaría a ella de nuevo al menos que fuera por estrictas razones medicas. No toleraba otros estando cerca a aquellos que consideraba vulnerables. Especialmente cuando crecí protegiendo a alguien. Ya había condenado a Pimlico al decidir que su rehabilitación era mi carga.

Ella era mía, en ambas medidas, en posesión y obligación, lo que significaba que su salud mental y bienestar eran mi preocupación, de nadie mas.

Nadie.

El titulo de sus notas me apretó el estomago. Cada uno de los cuadros de papel permanecían totalmente a salvo en mi escritorio. En las seis horas desde que habíamos zarpado, había leído todos y cada uno de ellos.

Dos años de pensamientos y suplicas.

Dos años de investigación que usaría para romper, restaurar y finalmente obtener lo que quería.

Sus notas me hicieron conocer sis secretos, entregando preguntas que no tenia manera de hacer. Incluso aun mas complicado la restauración de su mente.

"Gracias Michaels. A pesar de tus preocupaciones, aprecio tu experticia."

El asintió, sabiendo cuando detenerse. "Por nada." Dirigiéndose a la salida, dejo su mano sobre el picaporte. "Ella ha pasado por mucho. A pesar de lo que dije, estoy contento de que la hayas encontrado. La salvaste de una trágica situación, y no tengo duda que ella estará inmensamente agradecida."

Mis rasgos educados permanecieron calmados mientras el sonreía una vez mas y se iba, dejando la puerta detrás de él. En elemento en que estuve solo, deje mis verdaderos pensamientos reflejarse a mi rostro.

Frustración, anticipación.. pero mas que todo, disgusto. No a la implícita gratitud que Pimlico sentiría hacia mi. Sino a las razones que Michaels había sugerido por las cuales no debería hacer esto.

El estaba en lo correcto.

Debería sanarla y dejarla ir.

Debería entregarla de nuevo a la vida de la que había sido robada.

Pero de nuevo, lo que debería o no hacer había sido siempre si mas grande caída.

No estaba cualificado para curar una mente, y estoy seguro como el demonio que no era capaz de mantener mis propios deseos de chocar con lo que era aceptable.

Ella había tenido suerte de que yo la salvara de ese infierno. Aunque, no era lo suficientemente afortunada de que había sido yo quien la había robado.

Pim ya no estaba en una trágica situación con Alrik.

Ella estaba en una conmigo.





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