Anhelo ver su carne sangrar, que grite para mí, que me de lo que necesito, dejar que los ríos corran, el monstruo de mi interior ha ganado...
Pensaba que yo iba a ser su pesadilla, su terror y oscuridad. Quería serlo. La necesitaba más que la comida o la luz del sol. Sólo cuando ella había entrado en mi vida empecé a vivir, embriagado por su sabor, sus gritos y su alegría.
Pero nuestro jodido cuento de hadas no tenía exactamente un final feliz.
Tess.
Mi Tess.
Mi esclave, tan fuerte, feroz y sexualmente salvaje, no era suficientemente fuerte para lo que pasó.
Su jaula ya no era mía.
Era de ellos.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario